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martes, 25 de mayo de 2010

La izquierda no pasó la prueba del bicentenario


Del centenario al bicentenario y del anarquismo al anti-imperialismo
La izquierda argentina entre la humillación y el colapso por subordinarse al nacionalismo y no luchar por el poder

La izquierda no pasó la prueba del bicentenario

Ni anti-imperialismo ni anticapitalismo. La Tendencia Piquetera Revolucionaria luchó por un contra-bicentenario obrero y socialista




  ¿De quién es la responsabilidad política de que hoy la clase obrera argentina no   esté ganando las calles contra el bicentenario de los Kirchner y la oposición sojera? ¿somos los trabajadores los responsables de esta situación o nuestras direcciones políticas? ¿será que los laburantes "ya no tenemos conciencia" o será que la burocracia de la CGT y la CTA regimentan los sindicatos y la izquierda se subordina al nacionalismo y no propone un alternativa de poder? En definitiva, ¿por qué no hubo un contra-bicentenario obrero y socialista y nos tenemos que "conformar" con un acto "anti-imperialista"? ¿por qué, en defensa de nuestras reivindicaciones y nuestro propio gobierno, no se planteó el boicot y un plan de lucha para impedir que los patrones festejen su bicentenario y, en cambio, tan sólo tenemos una radio abierta? Los militantes de izquierda y los trabajadores no nos podemos hacer los boludos ante estas preguntas. Ante 200 años de lucha obrera, tenemos la obligación de responder y hacernos cargo.   

10 años de anarquismo y 100 años de "marxismo"
Hace 100 años se desarrollaron las jornadas protagonizadas por los anarquistas que recibieron el centenario de la Revolución de Mayo con la clase obrera en las calles luchando por sus reivindicaciones y enfrentando la represión y el Estado de Sitio. Hoy, en medio de la crisis capitalista mundial, los trabajadores argentinos ni siquiera hemos llevado a cabo un plan de lucha para repudiar el bicentenario de los capitalistas y su gobierno.
Incluso, sin ir tan lejos, la izquierda que organizó este 1ero de Mayo con las comisiones internas y cuerpos de delegados combativos a la cabeza detrás de la consigna “por un gobierno de los trabajadores y el pueblo” se negó explícitamente a organizar una huelga política de masas por ese planteo de poder dado que “esas cosas son sólo para el 1ero de Mayo”. Con la misma lógica nos dijeron que "el 25 de Mayo tiene que ser una jornada anti-imperialista”. Por lo cual, la izquierda plantea la cuestión de forma rutinaria y despolitazada para encubrir sus verdaderas posiciones. El famoso "sentido común", una vez más, encubre los programas políticos. Según ellos, el 1ero de Mayo tiene que flamear la bandera roja y el 25 de Mayo la celeste y blanca. Mientras tanto, siguen haciendo sindicalismo, sin luchar por el poder (o directamente apoyan una variante patronal o a la burocracia). Esa es la verdad y el único balance que se puede sacar sobre la izquierda argentina en este bicentenario.
Desde la TPR nos preguntamos: ¿Por qué la izquierda que se dice marxista ha decidido humillarse a sí misma, darle la espalda a la clase obrera y estar por detrás de lo que hicieron los anarquistas en 1910? ¿Cómo puede ser que en 10 años los anarquistas pusieron a la FORA y a la UGT contra el centenario de la burguesía y, en 100 años de lucha "marxista", la CGT y la CTA esten en manos de la burocracia y a la izquierda ni se le ocurra (o esté en contra) de denunciarla y combatirla para que la clase obrera salga a luchar ? ¿Cómo se puede justificar esta capitulación porque "la gente no entiende"? ¿No es algo perverso echarle la responsabilidad del colapso y la capitulación de la izquierda a los trabajadores? Frente a la historia, este bicentenario quedará infinitamente por detrás del centenario. Será el bicentenario que demostró la decadencia terminal, el colapso programático y la mediocridad de todos los partidos políticos de Argentina, de derecha a izquierda. Evidentemente, 100 años de este supuesto "marxismo" no pudieron preparar una jornada siquiera similar a la que pusieron en pie los anarquistas. ¿La razón? La capitulación de la izquierda argentina ante el nacionalismo, su nula voluntad de poder, su falta de independencia de clase y su total incompresión de la etapa de catastrofes (de guerras y revoluciones) que plantea la crisis capitalista mundial. 


Marxismo y Nacionalismo en Argentina
Porque, si hay que sacar un balance del sindicalismo y el nacionalismo argentino, es que una de las principales razones por las que la izquierda perdió los sindicatos frente al peronismo fue porque frente a la cuestión nacional defiendió una posición pro-imperialista, pro-dictadura y gorila (como el PC y el PS) o una estrategia anti-imperialista que los condujo invariablemente a la subordinación al nacionalismo. Nadie defendió una política obrera independiente. Sólo se puede empezar a hablar de eso a partir de los '60 con el Cordobazo, el Villazo, la huelga general de Junio y Julio de 1975, las coordinadoras fabriles y el surgimiento de Política Obrera. En el medio, más de 30 años de nacionalismo burgués peronista golpearon duramente a la organización independiente de la clase obera. Ya en los '70, el apoyo al ongarismo, la vuelta de Perón en el '73, la Triple A y la defensa de Isabelita se encargaron de cerrar una etapa. Sumémosle la primavera alfonsinista, el menemismo, De la rúa, Duhalde y el kirchnerismo y ahí vamos a entender por qué sigue en pie la burocracia sindical. Por eso, cuando la izquierda responde que "la gente no entiende" en realidad omite la responsabilidad histórica de la propia izquierda frente a la clase obrera: los 100 años de "marxismo" en Argentina son, en su abrumadora mayoría, una mezcla de pro-imperialismo y gorilismo con capitulación e integración al nacionalismo.

La izquierda argentina frente al bicentenario
Sin embargo, no sólo se trata de lo que se hizo sino de la posición que hoy en día defiende la izquierda argentina. De cara a este bicentenario, los compañeros de la TPR propusimos un contra-bicenteario obrero y socialista. Frente a esto la izquierda sojera (PCR y MST) se opuso porque "el 25 de Mayo tiene que ser anti-imperialista" y la izquierda independiente   del campo y el gobierno K se calló la boca (PO) o ni vino a las reuniones (PTS). Sencillamente nefasto. ¿Qué significa un acto anti-imperialista? Que no podíamos reivindicar las luchas obreras, plantear un gobierno de los trabajadores o impulsar una huelga política de masas porque "los nacionalistas iban a estar en contra". Eso, compañeras y compañeros, no es anti-imperialismo sino un frente popular.
 Desde la TPR queremos ser claros: cuando el anti-imperialismo se opone al clasismo (es decir, a la lucha de la clase obrera por sus revindicaciones y por su propio gobierno) se trata de una posición burguesa y anti-obrera. Por lo cual, detrás de argumentos adaptacionistas y democratizantes ("conciencia de las masas" y el "concenso entre la izquierda y los nacionalistas")  la izquierda argentina encubría sus posiciones stalinistas, nacionalistas y anti-obreras.
Es una verdadera aberración pero, en la preparación de este acto "anti-imperialista", organizaciones de izquierda que dirigen comisiones internas, movimientos piqueteros y asambleas populares ni siquiera querían nombrar las luchas por pactar con corrientes nacionalistas que son ultra minoritarias y no tienen ningún peso específico. Por lo cual, los nacionalistas en la reunión era la propia izquierda argentina. Reflejaban, de esta forma, sus propios fantasma y su colapso programático.

La lucha política en el bicentenario: los k, los sojeros y la izquierda.

A 200 años de la guerra de independencia, hay 4 sectores que convocan distintos actos organizados. En primer lugar, está el acto organizado por el gobierno de los K. Dicho acto no significó un triunfo político del gobierno, dado que se montó sobre la base del aparato y la cooptación de una innumerable cantidad de artistas de renombre para garantizar una convocatoria de masas. Es decir que quien convocó no fue el propio kirchnerismo y políticamente no tuvo nada para ofrecer.
Lo mismo con el segundo acto, el de la oposición de derecha, cuyo principal portavoz fue D’Angeli y que tuvo como correlato político la presencia de los principales dirigentes de la oposición como De Narvaez, Binner Cobos y Lavagna, entre otros, en la reinauguración del Teatro Colón organizada por Macri.
En tercer lugar, el acampe y movilización del espacio “el otro bicentenario, el de los pueblos”, integrado por organizaciones piqueteras, estudiantiles e indígenas de filiación chavista. Es el caso de La Mella, que se ha valido de la presidencia de la FUBA para nombrar profesor emérito a un asesino de obreros como García Linera. Las organizaciones que lo integran oscilan entre uno u otro bando patronal: al mismo tiempo que defienden la ley de medios de los K, coquetean con Pino Solanas.
En cuarto lugar, el acto organizado por el espacio por el no pago de la deuda externa, donde la mayor parte de las organizaciones son partidos de izquierda y donde también se reúnen organizaciones abiertamente nacionalistas. El acto tiene un planteo anti-imperialista que choca con el gobierno K y la oposición, defendiendo como consignas principales el “no pago de la deuda externa”, “fuera el imperialismo” y “por la independencia nacional”. Es, precisamente por este motivo, el único acto que juega un rol progresivo en la actual etapa política. Y, sin embargo, está muy por detrás de las posibilidades creadas a partir de las luchas obreras y las rebeliones populares.

La izquierda se opuso a organizar un contra-bicentenario obrero y socialista para subordinarse al nacionalismo 


En este bicentenario, fue una decisión política conciente del conjunto de la izquierda liquidar cualquier posibilidad de desarrollo de un contra-bicentenario obrero y socialista. Tanto los morenistas del MST y Convergencia de Izquierda, como los stalinistas del PCR, en un principio defendían que el espacio por el no pago de la deuda abandonara su planteo de “no pagar la deuda” con tal de que al acto del 25 de mayo viniera Pino Solanas. Todos ellos, junto con el PO, se opusieron desde un principio a plantear “por un gobierno de los trabajadores”. En consecuencia, se negaron a luchar para que la clase obrera estuviera a la cabeza del acto del 25. ¿Resultado? un acto del 25 de mayo que se reduce al anti-imperialismo.
Como Tendencia Piquetera Revolucionaria libramos una batalla política para evitar esto, para que el espacio se planteara la lucha por un gobierno de los trabajadores y para que funcionara como una palanca para el agrupamiento independiente de la vanguardia obrera detrás de un planteo de poder. Como producto de esto, logramos que aunque sea se mencionen las luchas. Pero sólo eso. Ese era el máximo de flexibilidad que le podíamos pedir para no "espantar" a los "aliados" nacionalistas. Ellos sólo aceptan el "anti-imperialismo"; es decir que sólo están dispuestos a criticar a los Kirchner desde el nacionalismo y no desde el punto de vista y los intereses de la clase obrera.
¡Pero incluso en el propio terreno del anti-imperialismo son absolutamente inconsecuentes! Sin ir más lejos, en el encuentro realizado durante el Congreso de la FUA, se opusieron a organizar una marcha federal y un plan de lucha durante la primera semana de junio, aún cuando se planteaban como la posibilidad de dar un cauce común a toda la rebelión educativa en curso a nivel nacional detrás del objetivo de reventar el canje de deuda del gobierno nacional. ¡Ni siquiera están dispuestos a intentar evitar o boicotear el pago de la deuda y defender la educación pública! Y, repetimos, este rechazo no es un casualidad: en el Congreso de la FUA, Juan Carlos Alderete (dirigente piquetero del PCR-CCC) celebró el bicentenario en un acto con los radicales, los "socialistas" y abrazando al presidente de la FUA, es decir, a la propia Franja Morada.
Es central, por lo tanto, procesar un balance de la política de cada uno de los partidos de izquierda que han conducido a esta situación. El colapso programático de la izquierda tiene que ser comprendido como producto de todo un movimiento histórico que encuentra su punto de quiebre en el desarrollo de la presente crisis terminal del capitalismo.

A 40 AÑOS DEL Cordobazo y 10 AÑOS DEL argentinazo: el colapso de la "nueva izquierda"

Este balance es fundamental porque las fuerzas de la izquierda de principio de siglo ya están totalmente integradas al Estado. Nadie puede dudar de que el PC y el PCCE kirchneristas no son, de ninguna manera, una fuerza de izquierda. Lo mismo vale para el Partido Socialista: de participar junto a los anarquistas del centenario y ser uno de los primeros partidos obreros con influencia de masas en Argentina hoy son un aparato sojero y capitalista, dividido por camarillas y que formó parte de la izquierda gorila y pro-imperialista,  apoyo cuanta dictadura hubo, defendió al asesino de Ibarra cuando se produjo la Masacre de Cromañón y hoy se vende al mejor postor entre Pino Solanas, el GEN y la UCR. De eso no hay dudas. Acá de lo que estamos hablando es del colapso de la "nueva izquierda" que surgió a mediados de los '60 o los '70. Este bicentenario mediocre y al margen de las luchas obreras muestra el cierre de todo un ciclo histórico.

MST: "no hay condiciones"; para luchar NO,  para capitular SI
Desde el morenismo que surje con el GOM gorila que decía que la enorme movilización obrera del 17 de Octubre de 1945 era "una movilización fascista narcotizada por el Estado", que luego con el entrismo de Palabra Obrera se puso "bajo las órdenes del General Perón y el Comando Superior Justicialista", que primero se opuso a la Revolución Cubana por considerarla gorila y luego se hizo castrista cuando fundan el PRT, que luego de la demagogia a favor de las guerrillas pega un nueva viraje y pasa a fundar el PST (el partido de la dicta-blanda y la multi-partidaria) y luego el MAS que, con la "revolución democrática alfonista" y la actualización del programa de transición culminaba la ruptura final con el trotskismo de una corriente que, desde sus orígenes, siempre fue centrista y democratizante y, por eso mismo, nunca pudo sostener una posición coherente frente al nacionalismo.
El resto ya es conocido por todos: celebraron la caída del Muro de Berlín con la propia explosión del MAS y la creación de toda una diáspora morenista que hoy es chavista, apoyó el levantamiento sojero de 2008 (o las dos cosas al mismo tiempo) pero que, indefectiblemente, reniega de la dictadura del proletariado y tiene una posición democratizante. Por eso, cuando nos hablan de que "no hay condiciones" y que "hay que respetar la diversidad", en realidad encubren todo esta trayectoria centrista frente al nacionalismo y de entrismo, integración y disolución permanente. 

PCR: un partido stalinista y contra-revolucionario
El PCR tampoco es la excepción. Es un partido que se funda sobre la base reivindicar los '50 de historia previos del stalinismo argentino, es decir, las posiciones gorilas y pro-imperialistas. Luego, apoyó y defendió al gobierno asesino y anti-obrero de Isabelita y la Triple A. Luego, llamó a votar a Menem y apoyo a Seineldin. Luego, se borró durante el 19 y 20 de Diciembre para "no hacerle el juego a la dereche destituyente". Luego, saludó a Rodríguez Saa para ver si era el "gobierno de unidad popular" que siempre estuvo buscando. Luego, apoyo a Kirchner durante varios años y lo sacó a pasear por La Matanza. Luego, apoyó la rebelión de la Sociedad Rural en 2008. Y, ahora, "saluda" las medidas diplomáticas de Cristina por Malvinas "aunque no alcancen" y busca por todas las formas un acuerdo con Pino Solanas, es decir, con los que quieren investigar para pagar una parte o toda la deuda externa.
Por eso el PCR planteó que el espacio por el no pago de la deuda y el acto del 25 de mayo se tiene que “reducir al anti-imperialismo”, para poder acordar con fuerzas nacionalistas que no se identifican con la clase obrera y el socialismo. Fue en función de esta definición programática que se opusieron a la consigna “por un gobierno de los trabajadores”. Con ese argumento “frentista” pretendieron encubrir, en primer lugar, que son ellos mismos son los que defienden una política anti-imperialista y nacionalista. Por eso mismo, el PCR se opone al gobierno de los trabajadores porque defiende un gobierno “de unidad popular”, es decir, de unidad con los burgueses. Es en función de este planteo que no se han valido de su inserción en la clase obrera para organizarla de forma independiente frente a la crisis de poder: el problema es ir detrás de alguna variante de la burguesía (a eso se refieren cuando dicen "terciar" en la crisis).

El PO: del anti-capitalismo al anti-imperialismo, de la “conciencia de las masas” a la “conciencia” de Pino Solanas

El PO es el único partido que podría haberle ofrecido a la clase obrera un planteo superador frente al bicentenario, por el hecho de que expresa más de 45 años de construcción política independiente, por haber sido el partido piquetero revolucionario del Argentinazo, por haber expresado la continuidad histórica del leninismo-trotskismo al interior de la clase obrera argentina y (en buena medida, latinoamericana y mundial), por haber nacido al calor de la revolución cubana y la OLAS, y por haber batallado por décadas contra la influencia del nacionalismo burgués para defender la organización de la clase obrera detrás de una estrategia de revolución permanente, partidos de combate y dictadura del proletariado. Sin embargo, el CC del PO (y el XIX Congreso de dicho partido) ha definido una estrategia anti-capitalista frente a la crisis mundial que está echando por tierra todo ese capital político y esa tradición histórica.
Sin ir más lejos, el acto organizado por el PO el 20 de mayo planteó que nos ubicamos frente a una etapa de “crisis y revoluciones”. cuando, en realidad, nos ubicamos frente a una crisis capitalista que deriva en guerras, revoluciones y contrarrevoluciones. Por lo tanto, la posición del PO es espontaneísta (porque deriva automáticamente las revoluciones y los levantamientos populares de la crisis capitalista) y, por eso mismo, baja la guardia frente a las oscilaciones a la derecha y la respuesta sangrienta que puede imponer la burguesía frente a cualquier cuestionamiento serio por parte de los trabajadores.
Compañeras y compañeros: ninguna clase social resignó su posición de mando sin antes luchar. Por lo tanto, si la crisis plantea la tarea del gobierno de los trabajadores por la misma razón también plantea las tendencias a la guerra, el proteccionismo, el fascismo y la contrarrevolución. Negar esto (o reconocerlo de palabra y no militar en función de esto) significa no preparar a la clase obrera frente a la catástrofe de una bancarrota capitalista mundial.
No se trata de ser “positivos”, adaptarse a la masa y ser anti-capitalistas (negando los peligros y los desafíos de la realidad) sino del derecho al optimismo que todo revolucionario tiene por prepararse, construir un sólido partido de combate e intervenir en función de una política obrera y socialista. Esto es lo que el PO está dejando de hacer y por eso piensa que el problema es de “marketing” y “ser buena onda”. En el fondo, expresa desesperación y un profundo temor ante la vorágine de la crisis capitalista. Por el contrario, si estamos ante “una nueva etapa de crisis y revoluciones” el Partido debería plantearse una política ofensiva y audaz. Es decir que, como mínimo, el PO debería defender el mismo programa que levantó en su acto partidario para que fijen posición las comisiones internas, los centros de estudiantes y el propio espacio por el no al pago de la deuda.
El PO debería batallar porque todos levanten las consignas: “Viva la rebelión de la clase obrera griega, No al pago de la deuda, Que la crisis la paguen los capitalistas y que gobiernen los trabajadores”. Esto sería un gran impulso hacia delante.
Sin embargo, a pesar de plantear estas premisas para “consumo interno” (es decir, actos partidarios y la Prensa Obrera), el PO no solamente sigue defendiendo su programa anti-capitalista (luchar por viejas reivindicaciones mínimas en el marco de la crisis mundial “para que las masas adquieran conciencia de las condiciones de la crisis a través de su propia experiencia”), sino que a partir de su anti-capitalismo han hecho yunta con los anti-imperialistas en su adaptación al nacionalismo, al oponerse a la lucha por un gobierno de los trabajadores.
De hecho, mucho peor, cuando el MST se negaba a reivindicar las luchas obreras en curso por su acuerdo con los nacionalistas el Partido Obrero se quedó callado y no dijo absolutamente nada… nefasto. Fuimos nosotros, los militantes de la TPR, quienes tuvimos que defender a la clase obrera en esa reunión. Incluso, las consecuencias del anti-capitalismo del PO no se quedan ahí. Porque como parte de este viraje “hacia la conciencia de las masas”, han descubierto otro atajo mucho más sencillo: el anti-imperialismo.
Esto se vio con claridad en el llamado a conformar un frente “anti-imperialista” para la FUBA (lo cual es un embellecimiento al darle una fachada ideológica a un frente defensivo que sólo fue correcto y necesario en el marco de un ataque de las camarillas y un retroceso de los luchadores). Lo mismo pasó con el "anti-imperialismo", producto de su "anti-capitalismo" (ser positivos y adaptarse), que los llevó a ir a la rastra de Pino Solanas en la marcha del 30 de marzo cuando impuso la consigna “no a la ilegítima y fraudulenta deuda externa”, frente a lo cual se negaron a formar una columna independiente con banderas propias planteando “ni entera ni por partes, no al pago de la deuda”, propuesta que sí defendimos desde la TPR. Lo que terminó pasando es que Pino Solanas, sin embargo, fue más conciente que el propio PO del carácter revolucionario que tiene el PO y, por lo tanto, terminó vetando la posibilidad de que hablara un orador del Partido Obrero, por lo cual el PO terminó no yendo al acto y después, despechado, dijo que en realidad nunca había querido ir. El PO, por lo tanto, está empezando a dejar vacante su lugar no solamente en la situación política nacional y en la lucha dentro de los propios partidos de izquierda, sino en el proceso histórico general (la famosa “transición”) que la clase obrera está desarrollando a través de la crisis capitalista mundial.
Del socialismo al anti-capitalismo (y ahora el anti-imperialismo), su novedosa política de “adaptación a la conciencia de las masas” no puede tener otro resultado que terminar adaptándose a las distintas variantes burguesas y, por lo tanto, dejar sin dirección política independiente a la clase obrera y los luchadores. 

Frente a la crisis capitalista mundial y el colapso de la izquierda, es necesaria una Tendencia Piquetera Revolucionaria que luche por una alternativa obrera y socialista y por un gobierno de los trabajadores

Frente a la historia, la posición de la izquierda argentina en este bicentenario va a pasar desapercibida y, quien la note, tendrá una muestra contundente de la desmoralización, el colapso y la orientación pro-patronal que reina en sus filas. Justamente, por eso se han negado a organizar a la vanguardia de la clase obrera en un polo de poder independiente que actúe como factor de atracción y reagrupamiento para el conjunto de los explotados a nivel nacional.
La pregunta que nos tenemos que hacer los militantes de la izquierda argentina es… ¿Por qué después de 100 años de luchas del proletariado argentino y de existencia de la izquierda, los que atraen a 2 millones de personas son los K que nada tienen para ofrecer más que algunos artistas integrados al Estado, y los partidos de izquierda que dirigen organizaciones combativas de la clase obrera y que han protagonizado el proceso que en 2001 desembocara en el Argentinazo (en primer lugar el PO) ni siquiera se han dignado a hacer una marcha con dichas organizaciones al frente, escrachando al gobierno?
Desde la TPR lo decimos con claridad: estamos frente al colapso y la humillación de la izquierda producto de su capitulación o gorilismo ante el nacionalismo, su nula voluntad de poder, su falta de voluntad de poder y su total incompresión de la etapa catastrófica (de guerras y revoluciones) que plantea la crisis capitalista mundial.
La izquierda no pasó la prueba del bicentenario, porque no solo no fue capaz de fijar una programa que de cuenta de los desafíos que la clase obrera en Argentina y a nivel mundial y ni siquiera pudo estar a la altura de la experiencia del propio proletariado argentino (es decir, seguir el ejemplo de los anarquistas en 1910).
El colapso y la humillación que está atravesando la izquierda argentina es la expresión de su agotamiento histórico. Es la expresión, al mismo tiempo, de la necesidad que tiene la clase obrera piquetera argentina de encontrar un canal de organización independiente que le permita poner en pie su propio gobierno y derrotar a los gobiernos capitalistas que pretenden descargar la crisis sobre sus espaldas. Es decir que hay un papel político e histórico que hay que ocupar para desarrollar la revolución socialista contra la barbarie capitalista, para aplastar al bonapartismo kirchnerista y a la oposición sojera, para abrir paso a la dictadura del proletariado, la expulsión del imperialismo, la expropiación del capital y la demolición total del Estado burgués. La izquierda, ya sea por su programa anti-imperialista, anti-capitalista, stalinista o nacionalista, está en bancarrota y no puede jugar este rol.
La Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR), es la única organización que defendió la necesidad de organizar un contra-bicentenario obrero y socialista, apoyándonos en la experiencia histórica de la clase obrera argentina que en 1910, bajo la dirección de los revolucionarios anarquistas, chocó frontalmente con el Estado.
Para nosotros, la tarea de este bicentenario era recuperar esa experiencia y apostar a que 100 años de organización y lucha política marxista nos hubiesen permitido superar los límites del centenario anarquista y, en esta gran jornada, señalar que el país sólo puede librarse del yugo imperialista si reconoce a la clase obrera como su caudillo nacional, es decir, que sólo se puede recuperar Malvinas y no pagar la deuda si derrocamos a los gobiernos capitalistas y logramos un gobierno de los trabajadores. Esta conclusión, que debería ser el punto de partida de cualquier debate entre revolucionarios, fue rechazada sistemáticamente por toda la izquierda argentina en defensa de un acuerdo con corrientes nacionalistas. Por lo tanto, su colapso es terminal. Toda la izquierda argentina todavía no ha entendido (o nunca quiso entender) la diferencia entre una política obrera y el frente popular.
Por el contrario, somos nosotros, los militantes de la Tendencia Piquetera Revolucionaria, nietos del Cordobazo e hijos del Argentinazo, la guerra en Medio Oriente y la crisis capitalista internacional, quienes nacemos de los escombros de la izquierda argentina y estamos dispuestos a barrer con su descomposición para hacernos cargo de más de 200 años de lucha de la clase obrera argentina y mundial por su liberación nacional y social.
Por eso, teniendo bien presente la responsabilidad histórica que implica fijar posición frente al bicentenario, queremos decirle a los trabajadores y los explotados de nuestro país: la izquierda argentina es la responsable de que hoy los trabajadores no estemos a la cabeza de un contra-bicentenario obrero y socialista. En contraposición a esto somos nosotros, los militantes de la TPR, quienes a 200 años de la Guerra de Independencia tomamos el compromiso público de poner en pie un movimiento histórico revolucionario con la clase obrera como caudillo y protagonista, el partido de combate y las banderas de la IV Internacional como organización y la dictadura del proletariado, el socialismo revolucionario y la independencia del nacionalismo burgués como programa.
Nuestras vidas y nuestra juventud están al servicio de esta lucha.

25 de Mayo de 2010

TPR
Tendencia Piquetera Revolucionaria

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