Revista del "FEL" N° 1 - Septiembre
¡Fuera las bases estadounidenses de Colombia!
El imperialismo yanqui refuerza su presencia en América Latina
Los nacionalistas les abren paso
Frente al golpe de Honduras los nacionalistas hacen fila en busca de un acuerdo con los derechistas, hecho que aprovechó el imperialismo para retomar la iniciativa perdida tras la gigantesca movilización popular en defensa de Zelaya. En este caso, nos referimos a la instalación de tres nuevas bases militares yanquis en Colombia.
El aumento de la presencia yanqui en América Latina, se da a nada de que Obama haya intentado
posicionarse ante el mundo como el garante de una política exterior alternativa a la de Bush, supuestamente menos agresiva. El propio Obama, en un intento de lavarse las manos por la instalación de las nuevas bases, ha dicho que esto estaba planificado desde la administración Bush, lo cual en realidad confirma que Obama pretende continuar la defensa de los mismos intereses reaccionarios que representaba el anterior gobierno. La guerra en Afganistán, que hasta el propio Financial Times calificó como “la guerra de Obama”, está ahí para demostrarlo. Lo de Honduras no tiene nada que ver con una supuesta “defensa de la democracia” contra el intento reeleccionario de Zelaya, pues éstos sostienen a Uribe, quien en estos momentos, no busca la segunda reelección… sino la tercera.
Correa, Chávez y Morales han rabiado contra la instalación de las bases pero no han hecho nada para realmente impedirlo. Su protesta es casi anecdótica porque hasta el gobierno de Lula, un gran “amigo” del FMI en la región, protestó: es que Brasil, si bien es un aliado yanqui, no quiere verse ‘primereado’ en el control militar de la región por parte de los colombianos. Sin embargo, está dispuesto a transar en el punto de las bases a cambio de una baja de los impuestos contra el etanol. Como se ve, estos señores declaran abiertamente el precio de su conciencia. Por eso, en la reunión de la Unasur, cuando Uribe se presentó para hablar sobre las bases yanquis, explicó que no iba a “rendir cuentas” a nadie y todos tiraron rápidamente la toalla.
Lula planteó que lo único que interesaba era dejar en claro que las tropas yanquis no tendrían injerencia más allá de la propia Colombia, lo cual sería garantizado por la “fiscalización” a cargo de la Unasur: esto significa no hacer nada, porque ninguna “fiscalización” (menos de la Unasur) puede detener a EE. UU. y porque de hecho, el punto era evitar que las bases se instalen, no “fiscalizarlas”. Asimismo, la pretensión de que Colombia garantice la no injerencia en los países vecinos resulta ridícula cuando hace un año nomás, la Fuerza Aérea de ese país ingresó en terreno ecuatoriano para bombardear un campamento de las FARC, y cuando, al igual que en Honduras, las tropas van a ser entrenadas por soldados israelíes con formación anti-insurgencia. Pero Lula impuso su posición (contando para esto con el apoyo de Cristina K). Los nacionalistas, después de llenarse la boca despotricando contra esto, se bajaron literalmente los pantalones.
Correa, que en aquel entonces exigía el reconocimiento de las FARC como fuerza beligerante, criticó a Uribe porque Colombia sólo dedica 1 % en la zona fronteriza mientras Ecuador dedica 15 % de su ejército a combatir las FARC. Los nacionalistas compiten con los derechistas por ver quién combate con más saña a la guerrilla. Morales, tal vez quien llevo el discurso más radicalizado, dijo que él no podía firmar nada que no repudiara la instalación de bases imperialistas porque sino su pueblo lo repudiaría a él. Sin embargo, siguió a Chávez en el recule, que después de hablar de “vientos de guerra” se reveló nuevamente como un charlatán. Según Infolatam, “las gestiones personales de Lula con Chávez los días anteriores a la cita en Bariloche explican que el líder venezolano no exhibiera en la reunión la radicalidad que había venido mostrando desde julio” (30/8). Como sea, “el Gobierno de Colombia calificó ayer como positivo que en el documento final de la cumbre de la Unasur no hubiera ninguna mención al tan polémico acuerdo militar que negocia con Estados Unidos” (El Comercio –Perú-, 11/9). Tomando al pie de la letra las declaraciones de Morales, los bolivianos deberían repudiarlo por firmar el documento en cuestión. “Se comió los mocos”, podría decirse.
Frente al fracaso de la Unasur en frenar la instalación de las bases yanquis, desde el FEL planteamos la lucha consecuente por expulsar al imperialismo de la región, como único modo de conquistar la independencia nacional para nuestros pueblos y garantizar una transformación revolucionaria de nuestros países bajo la dirección de la clase obrera.
¡Fuera las bases estadounidenses de Colombia!
¡Fuera los yanquis de América Latina!
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