¡Abajo el golpe en Honduras!
Para derrotarlo, ningún acuerdo con el imperialismo y los 'gorilettis'
Por la restitución incondicional de ZelayaPara derrotarlo, ningún acuerdo con el imperialismo y los 'gorilettis'
La derecha acecha. La vuelta de los golpes de Estado en Latinoamérica.
Tal vez algún compañero distraído pueda pensar que las dictaduras militares son cosas del pasado; hechos lejanos que tan sólo vienen a la memoria cada 24 de Marzo y 16 de Septiembre. Sin embargo, esto no es así. Lamentablemente, los golpes de estado han vuelto a estar a la orden del día.
El 28 de junio se ha producido en Honduras un hecho trascendental para todos los pueblos latinoamericanos. Un golpe de Estado encabezado por las Fuerzas Armadas de ese país ha destituido al Presidente constitucional Manuel Zelaya, del bloque chavista, y ha colocado en su lugar a Roberto Micheletti, como presidente de facto. Micheletti es un gorila recalcitrante, relacionado con el Mossad (el brutal servicio de inteligencia de Israel) y la CIA, y respaldado por la derecha ultra-conservadora del Partido Republicano de los EE.UU, pero también por sectores del Partido Democráta opuestos a Obama y referenciados con el matrimonio Clinton.
No se trata ya de intentos que fueron rápidamente abortados como el de Venezuela en 2003 o el de Bolivia en 2008. Se trata de que ante la mayor crisis capitalista de la historia, las burguesías nacionales se plantean la subordinación absoluta al imperialismo yanqui como salida y que,
para eso, precisan reventar los procesos de movilización surgidos bajo la marca del Argentinazo del 2001 y de las insurrecciones bolivianas contra la oligarquía fascista.
El pueblo hondureño responde
El golpe de Honduras se desenvuelve en el marco de una enorme contradicción. Zelaya, proveniente del Partido Liberal, en el curso de su gobierno pegó un giro político, y se alineó con Chávez, tomando ciertas medidas que lo enfrentaron a los grandes monopolios. Además aumentó el salario mínimo en un 62%, medida que el sector privado se resistió a aplicar. Se proponía aprobar una reforma de la Constitución para poder ser reelecto al término de su mandato.
La mayoría abrumadora de la burguesía de ese país respalda a Micheletti y las FF. AA: en torno suyo se reúnen el Partido Liberal (del propio Zelaya) y todo el Congreso, la Corte Suprema, la Fiscalía General, el Tribunal Supremo Electoral, a su vez capitaneados por la Iglesia. Pero el pueblo hondureño está respondiendo a este golpe, desde el primer día, con una enorme cantidad de manifestaciones y piquetes, que hacen temblar a los derechistas. Los obreros y campesinos que luchan por la restitución de Zelaya se cuentan por más de 500.000. Conforme la resistencia no cede y al contrario, se acrecienta, algunos sectores de la burguesía hondureña empiezan a mostrar sus dudas sobre la viabilidad de la línea que vienen apoyando.
El imperialismo se encuentra dividido. Por eso Obama rechaza formalmente el golpe de Estado, negándose a reconocer al gobierno de facto. Los republicanos y la CIA apoyan el golpe y se oponen a cualquier concesión a Zelaya, pues ven en esto un peligroso recule ante la movilización popular.
Para derrotar el golpe, ningún acuerdo con el imperialismo y los ‘gorilettis’
La línea de Obama, es conseguir que la derecha acepte que Zelaya termine su mandato pero conformando un gobierno de “unidad nacional” con los gorilas, amnistiando a los golpistas y sobre la base de descartar el plebiscito por la reforma de la constitución. Eso fue lo que planteó el mediador Arias (presidente de Costa Rica, un fiel aliado de los Estados Unidos) a ambas partes. ¿El resultado? Zelaya aceptó mientras que Micheletti lo rechazó rotundamente. Es decir, que Zelaya capitula mientras Micheletti gana tiempo entre negociación y negociación. La propuesta de Obama es que vuelva Zelaya para aplacar a las masas pero llevando adelante la política reaccionaria que hoy intenta imponer Micheletti. Eso fue lo que Zelaya estaba dispuesto a aceptar. La vía del acuerdo con la derecha conduce a la derrota popular y, concretamente, sólo ha servido para un reforzamiento de la reacción a nivel continental, porque mientras Arias jugaba a la diplomacia el gobierno de Obama colocó nuevas bases militares en Colombia (ver nota).
Frente a esto, se plantea profundizar la resistencia, y especialmente, defenderla de la represión (asesinatos, torturas y secuestros) mediante comités de auto-defensa de las organizaciones en lucha.
Chávez, principal referente del bloque nacionalista, llama al derrocamiento de Micheletti mientras plantea que la ONU intervenga militarmente en Honduras - lo cual significa dar el control directo del país al imperialismo yanqui. Zelaya, que con todo esto se ha transformado en una ridícula mascota de Obama, llama a “milicias de resistencia pacíficas”, lo cual parece una broma de pésimo gusto cuando se ve que los ‘gorilettis’ derraman sin parar la sangre del pueblo que lo defiende. Estamos ante la demostración más clara del derrumbe del nacionalismo burgués, que deja en claro que no está dispuesto a defender realmente al pueblo de los ataques de la derecha. La derrota del golpe y de los intereses que lo sostienen sólo es posible mediante la restitución incondicional de Zelaya, aunque esto sea hasta contra el propio Zelaya ya que éste busca desesperadamente un acuerdo con el imperialismo y los ‘gorilettis’.
Hay que derrotar el golpismo en Honduras y así evitar que su ejemplo se propague por toda la región. Sin lugar a dudas, la victoria del pueblo hondureño es una causa de todos. Desde el FEL, queremos poner en guardia a todos los estudiantes secundarios sobre la importancia decisiva de la lucha contra el golpe hondureño: el destino de toda América Latina depende de ello.
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